Monteverde: Tanta oferta y tan poco tiempo para descubrirla

¿Usted conoce Monteverde?, yo francamente no. Como tico me parece que es un lugar hermoso que hay que visitar.

Fui recientemente a celebrar mi cumpleaños. Estuve un fin de semana conociendo sus bosques, haciendo turismo de aventura y desde luego: Comiendo.

La oferta gastronómica es en lo que claramente me centraré, porque creo que a pocos (por no decir a nadie) le interese cómo me fue caminando por los puentes colgantes o en el teleférico.

Una verdad de Perogrullo: Monteverde es un lugar altamente turístico. Me sorprendió tanto que por momentos me recordó la experiencia de estar en zonas como el Caribe sur o Santa Teresa, Guanacaste, solo que sin playa y en su lugar con mucha naturaleza y bosque nuboso.

Como suele ocurrir en zonas así, la oferta de comida del se vuelve tan diversa como la de los turistas que la habitan y que en muchos casos se afincan en el lugar.

Los precios que encontré fueron razonables, algunos de un presupuesto medio, pero con platillos ricos y también algunos muy elevados para el presupuesto disponible ese fin de semana, hablamos de $98 solo la comida y $148 con vinos.

A comer

La primera noche cenamos en The Green Restaurant. Esperábamos un lugar con muchas mesas, amplio, y con una carta enorme. Esto porque era el segundo mejor calificado en Monteverde según TripAdvisor.

Cuando llegamos nos sorprendió porque era chiquito, con unas tres mesas en su interior y una más en el “balcón”, que era más bien el corredor.

La atención muy buena, personas de la zona, sencillos, atentos a las dudas que uno pudiera tener y el menú con muchísimas menos opciones de las que habría imaginado.

Algunas pastas, un par de cortes de carne y algunas otras cositas.

Pedí la pasta con pollo y hongos en una salsa cremosa. Por menos de ¢5.000 me pareció una porción justa, el sabor estaba muy agradable porque se sentía ese perfume de los hongos en la salsa y la cantidad de pollo nada despreciable. También una pasta con camarones, vegetales y queso parmesano.

Fuego

Una segunda visita a comer fue en Toro Tinto Grill. Este lugar se especializa en carnes y pizza. Sus cortes de res tenían precios entre los ¢13.000 y los ¢15.000. Muy similar a algunos restaurantes de carne capitalinos.

Como era mi cumple “me tiré a la calle” y pedí la punta de solomo, también conocida como picanha. Eran 340 gramos de carne que sonaba tentador.

Estaba sencillamente deliciosa. Llegó en el punto que la pedí, término medio. La grasa propia del corte hizo que cada bocado fuera un manjar.

Las papas que le acompañan como guarnición sencillamente no le hacen justicia, por ese precio habría esperado algo más que esas papas como acompañamiento. En otros lugares

El lugar es bonito, nada sofisticado o elegante. Y entre otras opciones hay pescados, pollo, cerdo que van desde los ¢8.000 en adelante.

También pastas desde los ¢6.400, ensaladas y hasta burritos (ahí me dije ellos si que quieren llegarle a todo público).

La despedida

Cenar dentro de un árbol o al menos en sus ramas, no es algo que se pueda hacer fácilmente. Por eso para una última cena en esa bella región nos inclinamos por ir al restaurante Tree House, donde su construcción dentro y alrededor de un gran árbol es su principal herramienta de mercadeo.

Pensé que sería la típica trampa de turistas: Lugar aparentemente bonito, precios carísimos y comida apenas aceptable.

Lo cierto es que sí, era lindo. Los precios razonables y el sabor bastante aceptable. Nos llamó poderosamente la atención que la oferta era muy similar a la de The Green Restaurant, incluso hasta la de Toro Tinto.

Para probar algo distinto pedimos un par de pizzas: Una clásica Margarita ¢7.000 y una de jamón y hongos ¢8.000.

El chico que nos atendió muy atento, eso siempre es bueno. Las pizzas llegaron en un tiempo más que prudencial, tomando en cuenta la cantidad de clientes.

La pasta era delgada, finita, casi crocante. No es la mejor o como me gustan a mi las pastas más artesanales, igual cumplían su cometido de ser una pizza que se aleja de las comerciales.

Me llamó la atención que la Margarita era con rodajas de tomate. En mi mundo de periodista gastronómico siempre tuve claro que una margarita era: Salsa de tomate (no rodajas), queso y albahaca.

Igual ese detalle es casi irrelevante. Lo comprobé cuando hice una encuesta en las historias del Sartén Caliente en Instagram y a 8 de cada 10 personas le parecía mejor con rodajas de tomate.

Conclusiones

Por mi poco tiempo en Monteverde mis conclusiones son muy vagas. No es posible hacer una evaluación respetuosa de la oferta gastronómica de lugar visitando 3 restaurantes de unos 40 que aparece en TripAdvisor y que posiblemente puedan ser más.

Lo segundo es que en temas de precio uno se encuentra de todo, desde opciones para presupuestos más ajustados, hasta algunos que te cobran varios cientos de dólares por una cena de degustación. No dudo que una cena de degustación como la propuesta en uno de estos lugares bien valga ese dinero, pero siendo honesto a mi se me salía algo del presupuesto.

Tercero, quiero regresar porque la zona es lindísima, el clima es delicioso y porque me encantaría seguir descubriendo su cocina de la misma manera que lo he hecho en otros lugares como Cahuita y Limón centro.