Me encanta La Esquina de Buenos Aires. Cuando me preguntan por un buen restaurante de carnes, suelo recomendarlo y tengo muy buenos recuerdos de sus salones.
Pero, cuando me pregunto por qué tal vez no tengo todo tan claro.
Creo que es una combinación de elementos: La mayoría de las veces, no siempre, las carnes que me han servido han sido muy ricas y ¿qué quiero decir por ricas? Jugosas, suaves y sabrosas, saben a carne rica de esas que dan ganas de seguir probando.
También me gusta el ambiente del lugar, es un lugar de esos clichés, porque está plagado de estampas argentinas. Letreros, recortes, fotos, afiches, ilustraciones, objetos antiguos y todo lo que uno se pueda imaginar que haga referencia al país natal de su propietario, Argentina.
Tuve la suerte de visitar Buenos Aires antes de la pandemia y algunos de los lugares que visité me conectaron de inmediato con el espíritu de este restaurante josefino.
Para ponernos en contexto, es como si en Buenos Aires existiera un restaurante que se llame La Esquina de Costa Rica y tenga en sus paredes fotos de María Torres, Marcia Saborío, Keylor Navas, Chavela Vargas, Oscar Arias, el Teatro Nacional, así como reproducciones de recortes de periódicos que anuncien las películas del cine Rex de los años 80, de la “Selección matagigantes”, de la Selección de Italia 90 o un rótulo todo desteñido que traiga el logo de Imperial y diga “Bar El Sesteo”.
También me gusta de La Esquina de Buenos Aires que sus meseros están en todas. Siempre están al pendiente de lo que está pasando en tu mesa, si necesitas algo, si quieres otra bebida o si te retiran el plato.
Creo que mi primera visita al restaurante fue hace unos 12 o 15 años. Desde entonces, he mantenido mayoritariamente esta buena opinión del lugar. Aunque he pedido cortes como el Bife de chorizo y me parece que hasta he comido sorrentinos (un ravioli pero más grande y hecho por argentinos) en salsa de tomate.
Pero lo que más he comido es, sin duda, la parrillada para compartir. Es un plato con un poquito de todo: Chorizo, morcilla (siempre pido que me la cambien por otro chorizo), riñón, molleja, vacío, lomito, churrasco, pollo, matambrito de cerdo, tomate y papa asada.
Recientemente regresé para comprobar que sigue siendo mi opción, con media porción comen dos personas, y lo digo yo que soy un glotón. Pero se puede pedir completa para 3 o hasta 4 personas con suerte.
Debo decir que si bien la seguiré recomendando si alguien quiere probar un poco de todo, en mi visita más reciente los cortes de res me parecieron menos ricos que en el pasado. Esto puede ser entendible porque un proveedor de carne, por más que se esfuerce, no siempre mantiene la calidad de las carnes.
O bien, podría ser que hayan bajado la calidad. Por eso espero regresar pronto para ver si fue una idea mía o si mi apreciación es correcta. Debo confesarles que me encantan los riñones, las mollejas, los chinchulines y que si a usted le gusta la idea de experimentar una auténtica parrillada argentina, atrévase a probar estas partes de la vaca.
Como se trata de un plato que lo tiene todo, entrada y plato fuerte, solo debo agregar una opción que es la tradicional para mí cuando visito La Esquina de Buenos Aires: Panqueque de dulce de leche.
Es una crepe que la rellenan de dulce de leche de una manera insana y luego le caramelizan un poquito de azúcar en su exterior.
Como siempre digo, no hay nada que esté 100% bien o rico, o sea perfecto. La Esquina de Buenos Aires tiene algo que no me gusta y es la gran cantidad de mesas que tienen, por eso uno come con muy poco espacio entre uno y los vecinos, casi no se puede tener una conversación a gusto y muchas veces la mesa de al lado tiene a alguien que habla tan fuerte que uno o se queda escuchando lo que dice o habla más alto para que tu acompañante de mesa te pueda escuchar.
La dirección es San José, calle 11, esquina avenida 4. Pero a la tica sería detrás de la iglesia La Soledad. Teléfono: 2223-1909.
Abren todos los días. Pueden reservar al WhatsApp 8457-1002 y en redes aparecen como @laesquinadebuenosairescr.