Hay una frase cajonera de la que abusamos quienes escribimos de restaurantes y otros puntos para comer, que es “una joya gastronómica oculta” o aproximación. Suele ser un recurso, válido o no, quién sabe, para atraer la atención del lector; una forma de decir ¡Eureka! cuando en nuestro andar llegamos a un lugar que realmente destaca.
Y eso me pasó cuando, por recomendación de mi esposa, terminamos almorzando en La Peruanita, un modestísimo restaurante peruano en Santo Domingo de Heredia.
Es una joya que por dicha no está oculta, todo lo contrario, es súper concurrida y no se extrañe si tiene que esperar a que se desocupe una de sus cinco mesas disponibles.
Esto no es una colaboración pagada, tan siquiera responde a una invitación, simplemente es la forma en que, luego de disfrutar comer rico y pagar un excelente precio, yo, comelón sin remedio, quiero contárselo a todos los que valoran lugares sencillos, una familia trabajadora y sabores que uno desea repetir.
La única dirección a la tica que encontré es decir que está 250 metros al norte de Gollo, a mano izquierda. No tiene parqueo, no acepta tarjetas de ningún tipo, no hay reservaciones, ellos solo tienen rica comida peruana.
El menú
Las entradas son cuatro, con precios que empiezan en los ¢2.900. Hay para elegir entre papas a la huancaína, ceviche peruano, causa limeña y leche de tigre.
La opción para nuestra visita fue un clásico de clásicos, que es la causa limeña coronada con ceviche (inicia en los ¢2.900). Si usted ha vivido sin disfrutar de los placeres peruanos, permítame y le hago un mal resumen de lo que es este plato bandera del Perú: puré de papa, aguacate, en este caso camarones, pero podría ser pollo, más puré y se culmina con huevo duro, aceituna y alguna que otra variable.
Esta combinación de causa más el ceviche es un verdadero manjar, porque te da a probar lo mejor de dos mundos: el ceviche que tanto identifica al peruano en cualquier parte del mundo y, desde luego, la causa, ese alimento en forma de timbal que nadie sabe exactamente su origen (aquí les comparto 4 versiones de su posible origen), pero que todos los que la probamos amamos.
Los platos fuertes
No deja de sorprenderme que, en un espacio tan pequeño, la oferta de platos principales sea tan amplia: seis tipos de arroz con algo más, incluyendo el infaltable chaufa, variedad de mariscos, variedad de pescados, chicharrones de mariscos, pollo y pescado, siete tipos de tallarines y un plato que todo restaurante peruano debe tener como es el lomito saltado (y sí, saltado, no salteado, y les dejo este enlace para quienes no me crean).
La lista sigue con dos sopas, obviamente de mariscos. Los precios, insisto, comparados con lo que vemos en general, están muy aterrizados, muy buenos. El precio más accesible es de ¢3.900 para opciones como el arroz chaufa de pollo, el pescado a la plancha o el lomito saltado. Lo más costoso es un plato que lleva por nombre Trío (¢8.200) y hay versión marina y criolla, pero ojo, que combina arroz de mariscos, ceviche y chicharrón de mariscos más sus guarniciones.
Para la visita, ante tanta delicia, no supe por dónde empezar, así que me decidí por los chicharrones de mariscos. Ya sea de mariscos, pollo o pescado, los chicharrones peruanos son trozos de estas carnes que se pasan por un rebosado (por ejemplo harina y huevo y algo más) y luego se fríen en aceite muy caliente para lograr que queden ligeramente crocantes.
La Peruanita le incluye trozos de pescado, calamares, camarones y pulpo. Además, se acompaña de yuca frita y salsa tártara.
Recuerdo que me desencanté de este plato hace unos años en un restaurante peruano que estaba en el centro de Tibás, porque lo servían sobre cocido, puro pescado y mucho rebosado.
Pero el que me sirvieron en este lugar estaba en un punto donde, en verdad, había un balance entre rebosado o empanizado y la carnita que este envolvía. Daba gusto comerlo solo y también agregarle de la salsa tártara que los suele acompañar.
La yuca también estaba de muy buen comer, porque se sentía crocante en su exterior, sin partes quemadas o sobrecocidas y agradable en su interior.
Si te gustan los mariscos, de seguro te gustará.
Postre
Moría de ganas de probar el suspiro limeño de La Peruanita, ese postre que quienes no temen a un coma diabético disfrutan tanto, pero cuando llegamos, estaba agotado. Por esta vez, tuvimos que aventurarnos a uno que no conocíamos: crema volteada (¢1.600), que para mí era un flan casero, pero de seguro que sus diferencias tiene. Lo cierto es que este platillo lleva un caramelo, se prepara al baño maría y está rico. Pero quiero mi suspiro para la próxima.
Detalles
El lugar abre sus puertas de martes a domingo, desde las 11:30 a. m. hasta las 8 p.m., y domingos hasta las 7 p.m. El lunes cierran para su merecido descanso.
El teléfono para pedir la dirección si se pierde o para ordenar comida y pasar a recogerla es el 8391-5743.
En Instagram aparecen como @laperuanita_ y en Facebook la buscan como La Peruanita.
Y recuerden que es una joya bastante conocida en la zona, así que paciencia o pasen y si ven que sus 5 mesitas están llenas y hay fila, entonces regresen otro día que se lo agradecerán ustedes mismos.