Por distintas circunstancias de la vida tuve oportunidad de probar la comida de Olive Garden en al menos dos países distintos y unos cuatro restaurantes. Es cierto que como cadena tienen un buen nombre y aunque no son la quintaesencia de la comida italiana, lo cierto es que se pasa bien.
Todos los restaurantes siempre buscan algo que los diferencie, que los haga especiales y de esa forma ganarse la fidelidad de los clientes.
Olive Garden tiene una política que te llevan a la mesa ensalada y palitos de pan ilimitados. Casi que es lo segundo que pasa cuando te llevan a tu mesa, luego de que está en tu mesa empiezan a preguntarte por bebidas, entradas, platos fuertes etc. Al menos así me pasó en México y Estados Unidos.
Cuando anunciaron en Costa Rica la llegada de esta franquicia muchos, me incluso, nos entusiasmó porque podríamos repetir la experiencia que vivíamos cuando viajabamos.
Larga espera
La primera realidad con la que se van a encontrar los ticos que acudan a cualquiera de los dos locales en el país es que siempre está lleno. Un par de veces fuimos sin reserva y la espera más larga era de 17 mesas.
Las reservas tampoco son una gran opción porque solo se puede reservar con un par de días y nos informaron que solo se reservan unas pocas mesas.
¿Eso es bueno o malo? No lo sé, usted estimado lector deberá elegir si está dispuesto a esperar o prefiere aguardar más tiempo a que la concurrencia sea menor. Ese es el precio de tener tan buen nombre y a tantas personas entusiasmadas por ir.
Promesa a medias
Lo segundo que hizo la visita agridulce o digamos que la hizo diferente a lo que yo esperaba que fuese, es su promesa de ensalada y sopa ilimitada con sus palitos de pan que es lo que muchos saben que es parte del atractivo.
Como quería ver cómo era la experiencia y poder compararla con las anteriores en el extranjero, no dije nada cuando pedimos primero las bebidas, luego las entradas y por ningún lado había ni señales de que nos ofrecieran alguno de sus famosos productos ilimitados.
Fue hasta que pedimos los platos fuertes que a la joven que muy amablemente nos atendió nos preguntó si deseábamos ensalada o sopa.
Me pareció extraño que se esperen hasta que uno pida un plato fuerte, y ¿si solo quería una, dos o tres entradas y una de las sopas o ensaladas?, ¿En casos así no te dan la ensalada?
Pues la verdad para mi eso hizo la experiencia diferente a lo que he vivido en otros restaurantes de la marca.
¿Hizo eso que no disfrutara mi comida?, claramente no. ¿No me puedo comprar mi propia ensalada o sopa?, claramente sí. El punto es que como restaurante tienen una promesa y uno la espera o de lo contrario se pierde la “magia” del lugar
La comida y sabores
Como esperaba tenían vino por copas. Me encantaría en ocasiones pedir una botella de algunas etiquetas que me gustan, sin embargo mi esposa no bebe vino y una botella para mi es mucho.
Una copa de tinto y una sangría para celebrar la primera visita a Olive Garden en nuestro país.
Como entrada aceptamos la recomendación de los raviolis rellenos de carne de res que además son fritos (¢5.500). Estos son acompañados por una salsa marinara (salsa de tomate de tradición italiana).
La cantidad es abundante para ser una entrada, de hecho mi esposa y yo compartimos y nos pareció una buena idea. También creo que alguien perfectamente podría pedir este plato y quedar satisfecho sin necesidad de pedir un plato fuerte.
Estuvieron bien, pero no creo que los pida de nuevo. No me encantaron, pero eso no significa que no estén bien, simplemente no fueron de esos platillos de los que uno se enamora a la primera.
Para los platos fuertes nuestra elección fue uno fettucine con camarones en salsa de tomate (¢10.800) para mi acompañante y en mi caso me dejé seducir por uno de los grandes clásicos de Olive Garden como lo es su Fettucine Alfredo, una pasta pero en especial una salsa de la que ellos están muy orgullosos.
Como amante de la carne no me resistí a pedir la opción Steak Alfredo (¢11.900) que además trae un trozo de sirloin en el plato.
La carne resultó jugosa, en el punto que la pedí y por eso disfrutar cada bocado fue muy placentero. Para mi gusto la cantidad de pimienta que le añaden es excesiva. Imagino que la idea es formar una costra de pimienta, una técnica agradable pero insisto para este glotón, comelón y periodista era más de lo que me agrada en un trozo de buena carne.
La cantidad de pasta es abundante y su salsa sabe bien, pero no es para caer de espaldas del placer.
No podríamos irnos del lugar sin probar uno de sus postres y un Cheese Cake hecho con queso ricotta, masa de galleta de mantequilla y salsa de fresas (¢4.500). Este clásico de los postres fue ir a la segura, su sabor agradable, cremoso y la salsa aportaba sabor sin robarse el protagonismo.
Algo en lo que destaca Olive Garden es el servicio al cliente. Así lo viví la primera vez que los visité en Orlando donde fue tan buena la atención que la propina fue de las más generosas que he dejado cuando no se incluye en el precio (algo muy de nuestro país).
En Costa Rica también fue excelente, María nos atendió de muy buena manera, nos recomendó opciones y siempre con una sonrisa a pesar de que el lugar estaba lleno.
Una pregunta muy usual cuando voy a un lugar nuevo es ¿Es muy caro? La cuenta fue de ¢48.700 para una cena de tres tiempos para dos personas. Que cada uno lo juzgue, recuerden que uno no solo paga por los platos, sino por dónde está el restaurante, la decoración, la cantidad de personal y muchos otros factores.
¿Es tan rico como para ir? Está bien, pero hasta ahí. Les aseguro que he ido a al menos 3 restaurantes italianos de nuestro país que no son ni franquicias ni tienen la fama de Olive Garden que son mejores e incluso con mejores precios.
Enfatizo que esta es mi opinión, que si la suya es diferente y le parece lo mejor en comida italiana, yo le creo y la respeto. Por eso es que me encanta la frase “Para gustos, los colores”
¿Volvería?, sí claro, porque no es que sea malo, simplemente es como es, y hay un par de platos más que quiero probar en Costa Rica para saber si me remite a la experiencia que viví en locales de otros países.
Si está de acuerdo conmigo, me encantaría saberlo. Si está en oposición a cualquiera de mis comentarios, con muchas más razón me encantaría conocer por qué y conversar, me encanta conocer qué piensa la gente.
Por si aún no están muy al tanto, Olive Garden está en Terrazas Lindora y en Escazú Village.