Descubriendo Cabo Velas: Nuestra experiencia en esta marisquería en Coronado


Comer mariscos es un gusto que tengo desde que tengo uso de razón. Probé mi primera cola de langosta antes de los 10 años y me gustaba ir a “pescar” aún antes de eso.

Por eso, siempre me agrada cuando tengo la oportunidad de descubrir una nueva marisquería y que al final resulte una buena experiencia para recomendar.

Hoy les cuento de la experiencia en Cabo Velas, en San Antonio de Coronado, 100 metros al este de la escuela Estado de Israel. Y como siempre aclaramos según corresponda, esta no es una reseña patrocinada ni una invitación de parte de los dueños (ni los conocemos).

Entradas

Un ceviche siempre está en los planes cuando se visita una marisquería. En este lugar ofrecen seis distintos, con precios que van desde los ¢3,000 a los ¢8,000 más impuesto de servicio.

Hay opciones como el clásico de pescado, una alternativa que llaman costeño, que incluye pescado, camarones, pulpo, calamar y almeja, el peruano y el que finalmente ordenamos: el Bloody Mary, ¢4,000 el medio y ¢8,000 el entero, más impuesto de servicio.

Como era una entrada, decidí que el medio era una buena idea. Una combinación de camarones, pescado, aguacate en cuadritos, patacón y una “sangrita” (salsa de tomate) picante.

La porción me pareció justa en tamaño acorde al precio. La compartí con mi esposa; ambos probamos y fue una buena decisión no pedir otra entrada.

De plano, les cuento que si no les gusta el picante, lo mejor es que pasen de largo de este ceviche, porque tiene un delicioso picantito. Conforme se come más, más pica y a los que nos gusta esto nos dejará muy satisfechos. Desde luego, niveles de picante promedio del tico. Para un mexicano, sería como el equivalente a salsa Lizano.

Platos fuertes

El Caribe siempre, siempre, siempre me cautiva. Por eso, cuando vimos una sopa caribeña, pensamos que era una buena idea. Por ¢6,000 más impuestos de servicio, nos llegó un tazón enorme; no se andan con miserias.

Leche de coco, chile panameño, camarones, pescado, entre otros ingredientes. Estaba picante, es que al igual que el patí, “Si no pica, no es patí”, pero deliciosa. Tal vez lo único que para mí no hizo clic fue el romero.

El sabor era muy agradable, los mariscos no solo son abundantes, sino que se sienten de buen sabor. Y los patacones que lo acompañan son un excelente complemento.

Para poner punto final a la visita, ordenamos el arroz Cabo Velas, ¢5,500 más impuesto de servicio, que claramente es la especialidad de la casa.

La combinación era muy variopinta. Aunque no tengo la lista de ingredientes, puedo decirles que tiene camarones, pescado, jaiba y luego se pone más intenso con huevo, carne de res y pollo. Es como un arroz con todo, similar a lo que ocurre con el arroz frito de la casa en los chinos o el arroz chaufa peruano.

Las guarniciones son papas fritas y una ensalada. No puedo decir nada malo de este plato, el precio me parece justo, las guarniciones son las clásicas y los ingredientes, de nuevo, abundantes. Tal vez podría sugerirles que le pongan un aderezo a la ensalada.

En Facebook aparecen como MarisqueriaCaboVelas y en Instagram como Cabovelasmarisqueria, y tienen el WhatsApp 7237-1238.